El anuncio del presidente de Colombia, Iván Duque, de que el salario mínimo del 2022 podría aumentar en poco más de 10% llenó de entusiasmo la mesa de negociación entre empresarios y centrales obreras.
Dicho comentario, que es inusual viviendo del jefe de Estado, fue recibido con bombos y platillos por representantes de las empresas y los sindicatos, que ven viable un acuerdo en las próximas horas.
Así las cosas, el salario mínimo mensual que hoy está en $908.526 subiría hasta $1 millón, sin contar el auxilio de transporte o de conectividad, según sea si la persona labora desde su hogar o de manera presencial.
Vale recordar que por pandemia, el Congreso aprobó una ley que les permite a los empleadores destinar este subsidio para conectividad, en caso de que sus trabajadores laboren de manera remota.
En todo caso, si se acuerda subir el 10,07%, esta sería el alza real más grande de los últimos 40 años en Colombia.
Es clave tener en cuenta que no se trata únicamente de la cifra que se firme. También se debe tener presente el crecimiento de la inflación, es decir, la subida de precios de alimentos y demás productos y servicios que consumen los ciudadanos.
Estos mayores valores afectan la capacidad adquisitiva de las personas o, como comúnmente se dice, se puede ‘comer’ cualquier aumento en los salarios.
Según las proyecciones del Banco de la República, este dato cerraría el año en 5,3%, con lo cual el aumento real del salario mínimo en 2022 sería de 4,7% (ya que se restan ambos).
En los últimos 30 años, el país ha visto como en siete ocasiones, los incrementos del sueldo mínimo fueron inferiores al crecimiento de la inflación.
Esto se dio a finales del siglo pasado, cuando los índices de precios al consumidor del país superaban el 20% y hasta el 30%.
No obstante, cuando se logaron reducir estos valores a un dígito, las alzas del mínimo se mantuvieron en tendencia positiva. Eso sí, en algunos años, las cifras fueron menores a 1%.
